Se quedaron allí, hablando en silencio, durante un tiempo infinito.

Alessandro Baricco (Castillos de la ira, trad. Françoise Brun, p.169, puntos P373)

 

 

La búsqueda de la armonía espacial, la serenidad y la contemplación, así como los placeres que proporcionan los materiales humildes, son claves para entender la obra de Laura Sebastianes.

 

Parte de la nada y, en un acto de libertad, crea el soporte para su propio trabajo. De hecho, fabricará papel mediante técnicas tradicionales y artesanales.

 

Pero su labor como alquimista no termina ahí: el soporte transformará y dará vida a la propia obra. Su obra es un proceso, una intención decididamente experimental, ligada a la investigación empírica, donde el objetivo final es encontrar una rica paleta de diferentes texturas.

 

El papel muta, se transfigura y adquiere superficies blandas o rugosas según el lugar. Esta diversidad de texturas enriquece la sensación táctil de sus obras. Sus pinturas recuerdan la epidermis y lo fascinante es que también la desafían: en un gesto espontáneo, invitan a nuestro sentido, al tacto, a vivir las obras del artista andaluz con nuestra propia piel.

 

En su acercamiento intimista, su principal preocupación es la búsqueda de un espacio que se convierta en un lugar de tranquilidad y armonía; al entrar en él, nos distanciaremos del mundo y comenzaremos entonces el trabajo contemplativo en silencio.

 

Aquí es donde reside la maravilla de su invitación: frente a las obras de Laura Sebastianes, el espectador olvida el alboroto del mundo...